domingo, 25 de diciembre de 2011

Astrónomo



Hijo mío en ese planeta la vida es muy extraña, pero yo sigo registrando todo lo que observo. Sus años avanzan a una gran velocidad y las estaciones, semejantes a las nuestras, se producen a un ritmo frenético, mas yo continúo filmando, fotografiando y anotando todos los acontecimientos que ocurren en ese lejano astro.




Según mis cálculos, se encuentra a unos 4’2 segundos luz de nosotros, pero mis magníficos instrumentos de observación permiten contemplar hasta el más mínimo detalle. Percibo objetos incluso de tamaño microscópico pues, si de algo se jacta nuestra civilización, es del altísimo nivel conseguido en instrumental de telescopía.






Conseguí además, por primera vez en este tipo de estudios, observar y filmar el proceso completo de una formación planetaria: comenzando con la nebulosa inicial, su posterior movimiento de giro, producido por la onda expansiva de una supernova próxima, el surgimiento del protosol, la constitución de los discos de planetesimales, y la agrupación de estos pequeños cuerpos para crear todos los planetas de ese sistema solar.




Grabé la fase en que ese mundo no era más que una esfera incandescente y, posteriormente, el momento en que se establecieron los primeros océanos de aguas calientes. Y la aparición de los  seres unicelulares con su lento camino hacia formas pluricelulares.

 
 


Examiné los pasos en falso de la evolución con los diseños de vida que no fructificaron. Tengo almacenados, en mis discos de memoria, todas y cada una de las especies vivientes que aparecieron en él y también todas las formas intermedias entre unos grupos y otros.




Y las catástrofes sucesivas, debidas a múltiples causas, como variaciones del clima, impactos de meteoritos o gigantescas erupciones volcánicas, quedaron anotadas en mis archivos. Están apuntados todos los agrupamientos y separaciones de los continentes, con las consecuencias que provocaron sobre el medio ambiente y los seres vivos. Todo, todo se encuentra en mi colección científica.

 
 


Pero, si algo avisté con especial emoción, fue la aparición de esos animalillos curiosos y su adueñamiento del planeta. Su vida en la sabana, al aire libre o en cuevas y chozas. Su lenta distribución por todo el globo. La edificación de las primeras ciudades y la construcción de los enormes monumentos en forma de pirámide. Pude ver como unos grupos dominaban a otros, asistí a debates de filósofos en el ágora, a batallas impresionantes como la que llaman de Las Termópilas, contemplé las primeras olimpiadas o las luchas de gladiadores en los circos romanos. ¡Cómo me entretenía espiando la construcción minuciosa de las catedrales! ¡O el momento en que un grupo llegó en barco a otro continente, poniendo en contacto dos civilizaciones muy diferentes! Las guerras con armas cada vez más sofisticadas y destructivas, la aparición del trabajo en serie, los primeros ingenios voladores. Todo, todo se encuentra en mis archivos.
 
 


He aprendido una veintena de sus idiomas, por cierto de gran simplicidad. He estudiado la evolución de varios y comprobado como, por desgracia, muchos han dejado de utilizarse. De entre los que se usan hay uno que me atrae especialmente por su gran musicalidad y que denominan “gallego”. Lo suelo emplear, en mis ratos libres, para escribir poesía. Así, con el dominio de los principales lenguajes, pude conocer el nombre de sus personajes famosos y seguirlos en sus peripecias. De entre los muchos líderes religiosos poseo filmaciones de Lao-Tsé, del príncipe Siddhartha, de Jesucristo y de Mahoma. También se encuentran en mis archivos, personajes científicos de todas las épocas, como Eratóstenes, Arquímedes, Galileo, Copérnico o Newton. Tengo copias de todos los trabajos de Euclides y de otras obras importantes, incluso de las que ardieron en el incendio de la biblioteca de Alejandría.




Poseo grabaciones del viaje de Marco Polo a China, y de Magallanes y El Cano dando la vuelta al mundo. Conservo imágenes impresionantes en las que se pueden comprobar los esfuerzos sobrehumanos de Amundsen y de Scott caminando por la meseta helada de la Antártida en busca del polo Sur, y de la escalada al Everest realizada por Edmund Hillary con Tenzing Norgay.

 
 


¡Y la carrera espacial! ¡Que alegría sentí cuando consiguieron llegar a su satélite! En ese momento comprendí que tal vez me podría poner en contacto con ellos, ser capaz de enviarles todo lo que he atesorado durante los últimos años.




Hoy, con motivo de mi cumpleaños, les mandaré, como regalo de despedida, un mensaje con toda la información acumulada. La recibirán dentro de 4’2 segundos, y podrán conocer con detalle todos los aspectos de su historia.



Porque mi vida se acaba. Tengo, como sabes, ochenta años pero, cuando nuestro planeta da una vuelta alrededor de su estrella, el astro al que yo observo lo ha hecho 90 millones de veces. Si, tengo el equivalente a 7200 millones de años del mundo al que sigo, y mi cuerpo está muy debilitado.

 
 


Deseo que reciban este regalo como una pequeña muestra de la existencia de vida más allá de su sistema planetario. Creo que ya se encuentran lo suficientemente preparados para que esta revelación no les cause gran incomodidad.




Hijo mío, si deseas continuar mi labor, registra lo que sucede allí una vez conozcan toda esta información. Tus horas de ocio, como las mías durante todos estos años, se llenarán de alegría contemplando la evolución de esos pequeños seres y, quizás, podrás percibir la fase final del ciclo planetario, con la destrucción del astro por el aumento de volumen de su estrella. Calculo que esto ocurrirá dentro de unos sesenta años, cuando tú te acerques a la vejez. Así sabrás si fueron capaces de evitar su autodestrucción, si consiguieron crear colonias más allá de su pequeño mundo, o si llegaron a ponerse en contacto con nosotros.



Benno von Archimboldi: “La velocidad de la luz”

miércoles, 23 de noviembre de 2011

FOZ

                                               O  NENO  E  O  MAR



"A ambulancia estaba silenciosa pero a luz vermella daba voltas e voltas e era como si estivera a soltar o seu oubeo agudo e longo. As gaivotas seguían a voar, pero ninguén reparaba nelas. Os voluntarios da Cruz Vermella subían a angarella cargada cun pequeno vulto cuberto cunha saba branca. Arrodean a ambulancia con caras serias homes, mulleres e moitos nenos. Máis atrás da rolda de xente dúas nenas choran sentadas nunha morea de caixas de peixe. O día segue a ser soleado aínda que corre un vento frío que varre o peirao. Pero a ninguén lle acorda o vento, todos miran calados para a ambulancia.




O mestre fala preocupado cos mozos da Cruz Vermella.


--Eu non os podo acompañar. Se puidese ía co neno, pero teño que quedar con estes –sinala para os rapaces silenciosos e de caras asustadas.

O Paxaro achégase moi serio coa bolsa de plástico que di “Calzados Paqui. Becerreá” e póusaa dentro da ambulancia de par da angarella.

Un mozo da Cruz Vermella colle a bolsa de plástico e devólvella ó neno.

--Queda ti con ela, que a el agora non lle fai falta.

--É a merenda –di o mestre ao da Cruz Vermella.

Un dos mozos pecha unha porta dun golpe, dun lado da camilla cae un braciño asomando unha manga dun xersei verde mollado e unha manciña. O mozo pecha a outra porta e vaise para o asento do copiloto.

 
 


A furgoneta rompe a oubear e os nenos e a xente apártanse. Arranca e vaise pola costa que leva do peirao ás casas. Todos miran nesa dirección. O Paxaro cos ollos moi abertos está comendo un bocadillo de chourizo que sacou da bolsa de plástico.


--Ai, Paxariño, meu Deus –di o mestre--, ¿e logo ti non podías vixiar ao teu amigo, Señor? Sempre estades xuntos e hoxe precisamente... Nun momento en que perdo a un de vista.

--Eu parei cos outros a mirar como cosía unha señora.

--¿Que fas, desgraciado? Cómeslle o bocadillo ao defuntiño. Desgraciado. Toma, carallo, toma.

Unha muller sácalle ao neno e apértao contra si dándolle as costas ao mestre.

--Non lle pegue, pobriño, non lle pegue. Póñase tranquilo, non lle pegue. Xa bastante desgracia hai. O pobre meniño xa vai alá.

 
 



O mestre saca un pano, pásao pola cara e frega os ollos con el. O Paxaro sóltase da muller e cóllese á chaqueta do mestre.


--El quería ver o mar –di o neno con rabia.

O mestre ponlle unha man na cabeza ao neo que chora agarrado a el e mira para o mar.

--Vaia desgracia tan grande. Quen me mandou a min traervos ver o mar. Tanta ilusión.

Os nenos fan rolda de arredor do mestre e o neno. A pequena Vanessa achégase a mirar como chora o Paxaro, contráeselle a cara e ponse ela tamén a chorar baixiño.

--Non vos disgustar, rapaces, que o voso compañeiriño vai no ceo –di unha das mulleres chorando--. Alí ha estar agardando por el o que todo o ve".

 
 
 


                 Suso de Toro:  "Tic-Tac"

domingo, 6 de noviembre de 2011

Orugas



“Su cabello negro caía en cascada sobre la clavícula izquierda, y su modo de sacudir la cabeza para echarlo hacia atrás, y el hoyuelo de su mejilla pálida pertenecían a ese tipo de revelaciones a las que acompaña el sentimiento inmediato de una verdad reconocida. Su palidez era luz, y el negro de su pelo era una noche resplandeciente. Las faldas plisadas que prefería eran cortas y le sentaban perfectamente. Sus miembros descubiertos eran blancos, tan mínimamente bronceados, que la mirada que acariciaba sus pantorrillas y sus antebrazos podía seguir en ellos la pelusa oblicua y regular de su vello negro y sedoso de joven virgen.





 El iris castaño oscuro de sus ojos graves tenía la opacidad enigmática de la mirada de un hipnotizador oriental (en un anuncio de página anterior de una revista), y parecía situado a mayor altura de lo que es corriente, de tal modo que, entre su borde inferior y el húmedo párpado que lo subrayaba, se veía, cuando miraba frente a frente, un semicírculo blanco. Sus largas pestañas parecían ennegrecidas (y de hecho lo estaban). La gruesa línea de sus labios febriles evitaba a su rostro la gentileza afectada del elfo. Su nariz francamente irlandesa era, en pequeño, como la de Van. Sus dientes eran bastante blancos y no demasiado regulares.




¡Pero sus pobres manecitas! No había más remedio que apiadarse de ellas. Eran exageradamente rosas, en comparación con la blancura diáfana de los brazos, más rosas incluso que el codo, que parecía ruborizarse del estado lamentable de las uñas. Porque Ada se comía las uñas, se las comía tan despiadadamente que su margen había desaparecido por completo; en su lugar, un surco excavado en la carne como con un alambre añadía a los extremos desnudos de sus dedos el largo de una espátula adicional. Más tarde, cuando Van se aficionó tanto a cubrir de besos sus manos frías, ella le ofrecía siempre los puños cerrados, pero él, despiadadamente, la obligaría a extender los dedos para besar también aquellos almohadoncillos ciegos.”



Vladimir Nabokov:  "Ada o el ardor"

lunes, 31 de octubre de 2011

Altruismo



"Así como, lo sepamos o no, todos tenemos una metafísica, así también, lo queramos o no, todos tenemos una moral. Tengo una moral muy sencilla: no hacer a nadie ni mal ni bien. No hacer a nadie mal, porque no sólo reconozco en los demás el mismo derecho, que creo que me corresponde, de que no me molesten, sino porque me parece que los males naturales bastan para el mal que tenga que haber en el mundo. Vivimos todos, en este mundo, a bordo de un navío zarpado de un puerto que desconocemos hacia un puerto que ignoramos; debemos tener los unos para con los otros una amabilidad de viaje. No hacer bien, porque no sé lo que es el bien, ni si lo hago cuando me parece que lo hago. ¿Sé yo que males causo si doy limosna? ¿Sé yo que males causo si educo o instruyo? En la duda me abstengo. Y me parece, además, que auxiliar o ilustrar es, en cierto modo, hacer el mal de intervenir en la vida ajena. La bondad es un capricho temperamental: no tenemos derecho a hacer a los demás víctimas de nuestros caprichos, aunque sean de humanidad o de ternura. Los beneficios son cosas que se inflingen; por eso abomino fríamente de ellos.






Si no hago el bien, por moral, tampoco exijo que me lo hagan. Si me pongo enfermo, lo que más me pesa es que obligo a alguien a cuidarme, cosa que me repugnaría hacer a otro. Nunca he visitado a un amigo enfermo. Siempre que, habiéndome puesto enfermo, me han visitado, he sufrido cada visita como una molestia, un insulto, una violación injustificada de mi intimidad decisiva. No me gusta que me den cosas; parecen, con ello, obligarme a que también las dé: a los mismos o a otros, sea a quien fuere.







Soy altamente sociable de un modo altamente negativo. Soy la inofensividad encarnada. Pero no soy más que eso, no quiero ser más que eso. Tengo para con todo cuanto existe una ternura visual, un cariño de la inteligencia –nada en el corazón. No tengo fe en nada, esperanza en nada, caridad para nada. Abomino con náusea y pasmo de los sinceros de todas las sinceridades y de los místicos de todos los misticismos o, antes mejor, de todas las sinceridades de todos los sinceros y de los misticismos de todos los místicos. Esa náusea es casi física cuando esos misticismos son activos, cuando pretenden convencer a la inteligencia ajena, a mover la voluntad ajena, encontrar la verdad o reformar al mundo."



Fernando Pessoa : "Libro del desasosiego."

jueves, 20 de octubre de 2011

Animales racionales







“Por lo demás, puede un artista de la política, no menos bien que un artista de la estética, regir y dirigir el mundo por medio de una ficción con que acierta a suplantar la realidad, por ejemplo la de la libertad del pueblo (como en el Parlamento inglés) o la del rango y la igualdad (como en la Convención francesa), que consisten en meras fórmulas (mundus vult decipi); pero es mejor tener aunque sólo sea la apariencia de la posesión de este bien ennoblecedor de la Humanidad, que sentirse palpablemente despojado de él”.





Hacerse incapaz así mismo, por degradante que pueda ser, es, sin embargo, muy cómodo, y, naturalmente, no pueden faltar jefes que sepan utilizar esta docilidad del gran montón (porque éste de suyo se une difícilmente) y presentar como muy grande, incluso como mortal, el peligro de servirse del propio entendimiento sin la dirección del otro. Los Jefes de estado llámanse padres del pueblo, porque saben mejor que sus súbditos como puede hacerse a éstos felices; el pueblo, por el contrario, está condenado a una constante incapacidad en aras de su mayor bien”.







“El clero tiene al laico rigurosa y constantemente en estado de incapacidad. El pueblo no tiene ni voz ni voto acerca del camino que ha de seguir para alcanzar el reino de los cielos. No necesita de sus propios ojos humanos para llegar a éste; se le guiará, y aunque se ponen en sus manos unas Sagradas Escrituras, para ver con sus propios ojos, es exhortado al mismo tiempo por sus guías “a no encontrar en ellas nada más que lo que éstos aseguran encontrar en ellas”, y por doquiera es el manejo mecánico de los hombres, bajo el gobierno de otros, el medio más seguro de conseguir un orden legal.”













Immanuel Kant: "Antropología"

domingo, 9 de octubre de 2011

Microrrelatos

No se enamoró de ella, sino de su sombra. La iba a visitar al alba, cuando su amada era más larga.

ALEJANDRO JODOROWSKI (México): “Calidad y cantidad”








Soñé que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todavía me tembló durante un rato.


LUIS MATEO DÍEZ (España): “El sueño”






—No se preocupe. Todo saldrá bien —dijo el Verdugo.

—Eso es lo que me preocupa —respondió el Condenado a muerte.

ORLANDO ENRIQUE VAN BREDAM (Argentina): “Preocupación”








Mientras subía y subía, el globo lloraba al ver que se le escapaba el niño.

MIGUEL SAIZ ÁLVAREZ (España): “El globo”








El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida.

ÁNGEL GARCÍA GALIANO (España): “La última cena”








Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.

GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN (Venezuela): “El hombre invisible”








Hoy los maté. Ya estaba harto de que me llamaran asesino.

JAIME MUÑOZ VARGAS (México): “Justicia”








Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.

AUGUSTO MONTERROSO (Guatemala-México): “Fecundidad”








¡Cuánto sufrí para poder arrojar la primera piedra!

AGUSTÍN MONSREAL (México): “Cálculos renales”








—Quédate, le dije.

Y la toqué.

OMAR LARA (Chile): “Toque de queda”

sábado, 24 de septiembre de 2011

Filosofía







“En los gobiernos dominados por los ricos, lo mismo que en otros sistemas de gobierno que hay en el mundo, los súbditos pueden, ciertamente, apelar a la ley y a los jueces para que decidan cualquier controversia e impidan posibles actos de violencia entre ellos. Esto es algo que todo el mundo juzga necesario, y cualquier individuo que pensase lo contrario sería declarado enemigo de la sociedad y del género humano. Pero existen razones para dudar que ello se deba siempre a un amor verdadero hacia la sociedad y hacia el género humano, y a la caridad con que debemos tratarnos unos a otros; porque ello no es más que lo que todo hombre que ama su propio poder, su provecho o su grandeza se ve obligado a hacer de manera natural: impedir que los animales que trabajan y se fatigan para darle a él placer y poderío se hieran y destruyan mutuamente. Y así, el amo cuida de ellos, no porque los ame, sino porque se ama a sí mismo y le encanta el provecho que ellos le procuran. Porque si preguntamos qué seguridad, qué protección hay en un Estado así, frente a la violencia y la opresión ejercidas por los gobiernos dominados por los ricos, esa pregunta será ahogada en su raíz. Esos gobiernos dominados por los ricos dirán que el mero hecho de buscar seguridad merece ser castigado con la muerte. Concederán que, entre un súbdito y otro, debe de haber reglas, leyes y jueces, para su paz y seguridad mutuas. Pero en lo que a los gobiernos dominados por los ricos y a los propios ricos se refiere, éste tiene que ser absoluto y está y están por encima de esas circunstancias; pues como tienen el poder de seguir haciendo daño y mal, están en su derecho cuando actúan así. El mero hecho de preguntar cómo protegerse del daño y de la  injuria provenientes de quien tiene mayor poder para causar esos males es ya estar predicando la disidencia y la rebelión. Es como si los hombres, una vez dejado el estado de naturaleza, y tras ingresar en la sociedad, acordaran que todos ellos, menos los ricos, deben estar bajo las leyes; y que las únicas personas que no están sometidas a ellas retienen toda la libertad propia del estado de naturaleza, aumentada con el poderío y hecha licenciosa por la impunidad. Ello equivale a pensar que los hombres son tan estúpidos como para cuidar de protegerse de los daños que puedan causarles los gatos monteses y los zorros, y que no les preocupa, más aún, que encuentran seguridad en el hecho de ser devorados por los leones”




John Locke : Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Física para tiranos


 "A igrexa de Tirán móvese a gran velocidade. Pero faino só a través do tempo. Lévase movendo, dende que a construiron, á maxima velocidade que é posible moverse a través do tempo.

 O sacristán de Tirán, cando viaxa co seu coche dende o Monte do Cura ata Vilela, tamén se move. Pero faino á vez no espacio e no tempo. Polo tanto perde parte da súa velocidade no tempo, é dicir, o tempo para el vai máis lento.

Se o sacristán de Tirán viaxara co seu coche, dende o Monte do Cura ata Vilela, á velocidade da luz, non se movería no tempo. Faríano só no espacio. Para el non pasaría o tempo."


Benno von Archimboldi : "D'Arsonval "

miércoles, 3 de agosto de 2011

Niños



JACQUES.- Un día, un niño, sentado al lado del mostrador de una lencera, gritaba con todas sus fuerzas. La tendera, importunada por estos gritos, le dijo: "¿Por qué lloras, guapo?".
--Es que quieren hacerme decir A.
--¿Y por qué no quieres decir A?
--Es que, en cuanto haya dicho A, querrán hacerme decir B...


Denis Diderot:  "Jacques el fatalista"

viernes, 15 de julio de 2011

Namorados

                                                 
                                                     "Outro larpeiro"


--Non podes imaxinarte a satisfacción que sinto en verte á miña veira. Nunca pensei que saíses da guerra con tanta fortuna, que volveses á túa casiña. ¡Ai cántas bágoas me fixeches botar por estes ollos que agora se compracen en ollar para tí!

--¿Lloraste mucho por min, de vieras?

--Inda ti non o sabes ben; que che conten os veciños a cantas festas ou seráns me viron ir desde que ti marchache. En cambio pode que tí nunca te lembrases de mín.

--Estás tú muy anquivocada; yo piensaba en tí cada menuto lo menos doscentas veces. ¡Cuántas ocasiones hubo en que yo me arrelembré de este penedo que nos sirve de sifá! Aínda lloré el domingo de Pascua piensando en aquella jran tunda que me deu tu padre con la vara del jando.

--Entonces, se tanto te lembrabas desas cousas, ¿como non me escribías máis a miúdo?

--¡Piero, muguer, si muchas veces non tiña tiempo ni para xantar! No puedes imaguinarte las penurias y las fatijas que allí se pasaban. Siempre estábamos subindo y bagando montañas con el fusil y la muchila a las costas, lo mesmito que camellos. Y después, cuando menos lo piensabas, xa andaban las balas zoando por cima de tu cabeza. Ainda me relembro bien de una vez que una bala me arrincó todos los botones del pantalón y tuve que andar todo el día con él en las mans. Y otra ves, estando todos comendo el rancho, chegó también una bala que viña del campamiento enemijo y me arrincó la cuchera de la mano, que todavía hoxe non fue posible dar con ela. Allí quisiera yo ver a muchos que se las botan de valentes, pra mirar como le tremían las piernas. Si fuera como aquí, que se coje un estadujo y se malla para bajo, entonces nadie tiña miedo; piero allí hay que ver como se difienden las cuestas de los tiros.

--¡Dios mio, cántas calamidades tiveches que pasar!

--Eso xa no me impuerta nada; lo que yo quería era llejar aquí gunta mi sierrana y mirar esos dos oguitos negros, que son tan jrandes como larangas...!

--¡Ay, Dios mio, canto se aprende polo mundo...!

--Diégame contemplar ese cuerpo tan sandunjero y esa cara tan preciosa y esas manos tan suaves, que parecen de terciopelo; diégame hacer agora lo que tiengo en el pinsamiento, que es darte un abrazo que dure media hora a lo menos.

--Abraza, home, abraza para ahí o que queiras...¡o que tí pasaches polo mundo!



Rogelio Rivero: “Os fungueirazos”

jueves, 30 de junio de 2011

Fina

Fina

“Fina tiña un don. Dende moi lonxe chegaban homes e mulleres a consultarlle os múltiples problemas cotiáns. Cruzaban Ribademuros e chegaba á súa aldea, Casal do Rei, onde ela sempre estaba disposta a recibilos.
Falaba moi pouco. Só os escoitaba, escudada tras as súas grandes lentes de pasta, cun asomo de sorriso nos beizos. Cando remataban de expoñer os seus problemas, ás veces un pouco antes, xa caían na conta do que tiñan que facer. Quedaban espidos diante dela. Observando o seu rostro amable e, conforme ían falando, notaban como lles facía ver os autoenganos e as maldades internas que os enleaban.
Daban as grazas, ás veces deixaban algún agasallo, e marchaban”


Antón Campelo: “A dorna de Tambo e outras narracións”

domingo, 19 de junio de 2011

Mujeres



"El emperador Conrado III había puesto cerco a Güelfo, duque de Baviera y, pese a las viles y cobardes compensaciones que se le ofrecieron, no quiso transigir a otras condiciones más suaves que permitir la salida de las mujeres que permanecían asediadas junto al duque, con el honor salvo, a pie y llevando encima lo que pudieran. A éstas se les ocurrió, con magnánimo corazón, cargar a hombros a maridos e hijos, y al duque mismo. El emperador, muy complacido al ver la nobleza de su ánimo, lloró de satisfacción y mitigó la violencia de la enemistad mortal y suprema que había profesado contra el duque; y a partir de entonces los trató humanamente, a él y a los suyos."


Michel de Montaigne: "Los ensayos"


miércoles, 8 de junio de 2011

Políticos

"A imaxe do Poder xa non nos vai servir sequera coma representación virtual, e os políticos xa non se acomodan sequera á súa función noxenta que nos evita a tódolos demais a desagradable proximidade corrupta e contaxiosa do poder que utilizan contra nós. A súa sorrinte euforia confiada nas bondades do Estado protector e represor de soños, envelleceu moi mal, por certo. A septicemia invádeos. Actores fracasados, charcuteiros flatulentos, mediocres avogados, charlatáns de taberna sevillana, ou entusiastas ben ou mal intencionados cheos de insónio e da ebriedade do poder, ¿que máis ten? ¿E pra que os queremos realmente? Como lle dicía o Coello a Alicia: 'O que importa é saber quen manda'"

Lois Pereiro: "Modesta proposición e outros ensaios"

lunes, 18 de abril de 2011

Sant Joan de Torán

Sant Joan de Torán es un pueblecito del Valle de Arán, situado justo en el límite fronterizo con Francia.

Desde el atrio de su pequeña iglesia se puede contemplar una preciosa vista, semejante a la que se tiene desde el atrio de San Juan de Tirán.

Pero en el primer caso vemos el verde de los campos y bosques de los Pirineos y en el segundo la belleza azul de la Ría de Vigo.



El nombre de Torán se debe al río que bordea todo el pueblo.