martes, 24 de febrero de 2015

Pecado original antigénico



“A semejanza del concepto bíblico, el pecado original antigénico es la historia del primer encuentro entre una entidad inocente, el sistema inmunitario, y una amenaza, el patógeno. En la versión inmunitaria, el cuerpo queda tan marcado por su primera victoria contra el virus de la gripe que cada infección posterior desencadena la producción de esos anticuerpos originales.


 El organismo los fabrica aunque detecte un conjunto de antígenos del patógeno ligeramente distinto, lo que exigiría emplear otros nuevos para combatir la infección con eficacia. Por otro lado, el cuerpo no logra suministrar suficientes anticuerpos frente a los antígenos modificados del patógeno; en lugar de ello, confía más en la respuesta inmunitaria contra los virus que ya conoce. (…)


Jacob y su grupo propusieron una explicación biológica para el pecado original antigénico y plantearon que podría tener un origen en la forma en que generamos los linfocitos B de memoria. Estas células, que forman parte de la respuesta inmunitaria, están programadas para reconocer una amenaza específica y fabricar anticuerpos que acaben con ella. Algunos linfocitos B persisten en el cuerpo después de la lucha, listos para lanzar más anticuerpos si vuelve a aparecer la misma amenaza. 


Según Jacob y sus colaboradores, la infección por virus vivos de la gripe haría entrar en acción a los linfocitos de memoria, en vez de activar la programación de nuevos linfocitos B. Supongamos que el año pasado padecimos la gripe y que este año contraemos un virus un poco distinto. Los linfocitos B de memoria ya conocen el virus del año anterior y pueden acabar con el nuevo intruso antes de que el organismo tenga tiempo de generar nuevos linfocitos B específicos contra él y, por tanto, que recuerden mejor la cepa del año corriente. Es como ese viejo dicho militar de que los generales siempre combaten como en la última guerra (especialmente los vencedores).



J. Kucharski, Adam: “La ilusión de la inmunidad”



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