--Pero
¿Por qué nos odian tanto?
--Es
envidia. No pueden soportar nuestras virtudes.
--¿Tú
crees?
--¿Acaso
no conseguimos dividirnos a mayor velocidad que ellas? ¿No evitamos que
nuestros telómeros se acorten?
--Ellas
consideran ese efecto como algo perjudicial, un error de nuestro metabolismo
que, a la larga, nos traerá problemas.
--Lo
denominan así porque carecen de él. ¿Acaso es un error mantener esa capacidad de división indefinidamente? Ellas sí
que son anómalas al disponer de un número de reproducciones limitado. Y eso las
que pueden hacerlo porque, como sabes, algunas no se dividen nunca, son
estériles.
--Una
de sus dirigentes decía, el otro día, que empleamos tretas como el disimulo, el
enmascaramiento y la mentira para mantenernos en nuestros puestos.
--Lo
que empleamos es nuestra inteligencia, y les molesta que seamos, también en ese
campo, superiores. Podemos controlar,
evitar, reconducir y dirigir a los policías y fuerzas de seguridad que nos
envían, lo que hacen con la única y malvada intención de destruirnos.
--También
nos achacan nuestra imposibilidad para la vida sedentaria. Dicen que esa
virtud, la del sedentarismo, es el origen de todo avance y cuna de
civilizaciones.
--Mentira.
Los progresos, durante la historia, se han producido gracias a la búsqueda de
nuevos continentes y a la colonización de territorios jamás explorados. Son ellas las
que temen enfrentarse a retos novedosos y tiemblan solo con imaginar un viaje
fuera del lugar donde han nacido. Se les hace un nudo en la garganta ante lo distinto y lo desconocido. Y es ahí,
al afrontar diferentes desafíos lo que hace desarrollar una mayor capacidad de
supervivencia a todo ser vivo.
--Critican,
de igual modo, la creación de las colonias que nosotras establecemos. Dicen que
acabarán independizándose y actuarán como naciones soberanas poniendo en
peligro la paz mundial.
--Ellas
sí que ponen en peligro la paz mundial con sus fechas de caducidad programadas,
su progresivo envejecimiento sin posibilidad de recuperación, su arterioesclerosis
galopante y su Alzheimer ininterrumpido. Nosotras no padecemos nada de eso.
--Pero
han conseguido crear la quimio y la radioterapia. ¿No crees que ello indica
unos conocimientos extraordinarios?
--Me
temo que esas ignorantes no han sido. Unas armas tan mortíferas que,
principalmente, nos afectan a nosotras, deben proceder del espacio exterior,
como si seres super inteligentes de otro planeta les estuviesen ayudando. De
verdad que esos factores sí son temibles, y nos obligan a investigar, trabajar
y esforzarnos continuamente para evitar tales plagas.
Algunas de nuestras avanzadillas ya soportan
la quimio sin dificultad pero, de verdad, la radioterapia es algo muy difícil
de combatir. Puede aparecer, al contrario que la quimio, en cualquier lugar y
provenir de múltiples direcciones.
A la quimio la podemos bloquear porque
conocemos los senderos, los caminos, carreteras y autopistas a través de las
que puede llegar, pero la radio es impredecible. No emplea ni la sangre ni la
linfa, e incluso puede atravesar los huesos de mayor grosor.
El mes pasado, toda una colonia, la que tenía
un mayor porvenir, fue aniquilada de manera inmisericorde empleando una
combinación de ambos métodos. Al principio la bombardearon con radiación y
luego, a los comandos que intentaban sobrevivir huyendo por la circulación
sanguínea, acabaron exterminándolos con quimio. Me han contado que solo algunas
de las nuestras, muy pocas, consiguieron resistir esta quimio y se han hecho
fuertes en el páncreas.
--Pero,
¿realmente piensas que algún día seremos nosotras las dominantes y ocuparemos
todo su espacio?
--Lo
creo. Como dijo el autor de La Montaña Mágica: “La materia es la enfermedad de
la energía, y la materia orgánica solo un estado patológico de la materia inerte.
De igual manera puede considerase a la vida como un estado enfermizo de la
materia orgánica, una excrecencia de la misma”. Nosotras, las células
cancerosas, somos la fase final del proceso, somos la enfermedad de la vida, el
escalón más elevado del sistema evolutivo y alcanzaremos, por tanto,
propiedades emergentes inimaginables en las células sanas.
Quizás, con el tiempo, llegaremos a saber
quién o quiénes están detrás de la quimio y de la radioterapia.
Venno
Von Archimboldi: “Inicios del Independentismo”