“La
calle le recibió con frío y las farolas encendidas. El inspector bajó caminando
con las manos en los bolsillos hasta el paseo de Alfonso XII y, a la altura de
la estatua de la ninfa y el dragón, se apoyó en la barandilla para contemplar
el mar sobre el antiguo barrio de pescadores. Un transatlántico iluminado en
mitad de la ría avanzaba hacia el puerto con su cargamento de turistas. Sin
embargo, Caldas miraba más allá, a la orilla de enfrente, al litoral de Tirán,
cuyo perfil comenzaba a insinuarse en el amanecer.”
“En
el muelle habilitado para los transbordadores que cruzaban la ría no estaba el
Pirata de Ons. Caldas lo distinguió cerca de la orilla opuesta, que parecía más
próxima desde allí. Siguió la línea de costa hacia el oeste y localizó la iglesia
de San Xoán. Los árboles ocultaban la casa azul de Mónica Andrade y el resto de
las del sendero. Vio los muros del camping sobre el arenal de A Videira y a la
izquierda, como suspendidas sobre la playa, las casas del Lazareto.”
Domingo Villar: “El Último Barco”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario