“El problema en Cataluña es que nos
enfrentamos a una ideología, el nacionalismo, profundamente reaccionario y que
se debería combatir como el machismo o el racismo. Y no importa que lo defienda
una persona o un millón. Eso no lo hace mejor. En virtud de que participamos de
un rasgo étnico o cultural, tenemos unos derechos que negamos a los demás. Para
empezar la condición de ciudadano. La idea de que se pueda levantar una
frontera y convertir a tu conciudadano en extranjero es, se mire como se mire,
una forma superlativa de xenofobia”. (...)
“Piense que usted vive en Madrid y
yo en Barcelona y tenemos más que ver con alguien que vive en París o en Nueva
York que con un campesino del valle de Arán o de Limoncito, en Bolivia. La
identidad sostenida en la lengua es una patraña incompatible con la buena
ciencia. Sin olvidar, claro, que la lengua común y ampliamente mayoritaria de
los catalanes es el español.”(...)
“ La izquierda, por diversas
circunstancias, parece arrogarse la autoridad moral para determinar si una
causa es noble y ha validado el nacionalismo. No se dan cuenta que no hay
ninguna diferencia conceptual entre que unos cuantos catalanes decidan que se
marchan con lo que es de todos, una parte del territorio político, a que por
ejemplo, los españoles decidamos no contar con Extremadura porque son más
pobres. No hay nada más comunista que el territorio político en el que todo es
de todos sin que nadie sea dueño en particular de nada. Es sencillamente ser
ciudadano, cada uno de nosotros, sea de donde se sea.”(...)
“Hay una presencia importante de las
élites catalanas en la constitución ideológica de la izquierda que legó el
franquismo. No hay que olvidar que durante el franquismo tuvimos una situación
privilegiada material y socialmente y ahí germina una cohorte que ocuparía una
parte importante de los puestos de decisión. Ha facilitado la extensión de un
relato falso. Por ejemplo la izquierda sostiene que la Guerra Civil fue una
guerra contra el nacionalismo cuando en Andalucía o Salamanca hubo más personas
represaliadas que en el País Vasco... Todos esos mitos son falsos. Y luego la
persecución de la identidad. En realidad, el problema, por lo menos a partir de
los 60, no era tanto publicar en catalán, como publicar a Marx. Repase premios
literarios, revistas...”(...)
“Cualquiera que acuda a la izquierda del
siglo XIX y la compare con la del XX, se daría cuenta de que estaba
comprometida con el racionalismo y con el progreso, es crítica con la religión
y las identidades nacionales. Marx tiene en mente la idea de nación que surge
de la revolución francesa como un conjunto de ciudadanos que se compromete a
defender sus derechos y libertades, y desprecia las naciones sostenidas en la
identidad o la etnia. La izquierda, nuestra izquierda, para ser exactos, ha
buscado los peores recambios. Por cierto, que el postmodernismo allanó el
camino al extender semillas irracionalistas.”(...)
“En el sentido en el que lo usan los
nacionalistas es una noción analíticamente estéril y habría que abandonarla
como se hizo con el flogisto. La nación es un concepto que los nacionalistas
políticos ponen en circulación para hablar en nombre de ella. Los intentos de
definir esa idea colapsan. ¿Qué es? Un conjunto de individuos que tienen en
común una característica que es objetiva, cultural, y en ese caso es falsa empíricamente,
a poco que precisemos la cultura a la que se apela; o es subjetiva, como
individuos que creen que son una nación, en cuyo caso es circular. Claro,
siempre es posible encontrar personas que comparten visión del mundo. Y aún más
los ricos concentrados territorialmente. Pero nadie consideraría hacer un
referéndum para romper la comunidad política.”(...)
“El
problema más importante que tenemos es que ahora, gente como Iglesias y Colau
hablan de destrozar España cuando hemos conseguido una nación de ciudadanos y
de identidades múltiples (por qué es más importante que yo sea catalán que mi
identidad de clase, sexual o religión). ¿Por qué volver a la idea de tribus y
comunidades que en realidad son encapsulamientos? No son reales empíricamente.
En Cataluña no hay más que un 33% que piensa así y que obligan a la mayoría a
ahormarse a la supuesta identidad que, lo repito, es una invención.”(...)
“¿Cómo es posible que en España la
izquierda permita que se establezcan barreras por motivos lingüísticos? No se
dan cuenta que un médico de Extremadura ya no puede encontrar trabajo en un
hospital de Manresa... Claro que para los catalanes nacionalistas es mejor que
no venga nadie a desmontarles el chiringuito.”(...)
Félix Ovejero: Parte de una entrevista al periódico "El Mundo".
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