sábado, 31 de marzo de 2012

Usura











“Los padres de la iglesia califican lo “mío” y lo “tuyo” de palabras funestas y la propiedad privada de usurpación y robo. Han condenado la propiedad porque, según el derecho natural y divino, la tierra es común de todos los hombres y, por consiguiente, produce frutos para el uso general de todos. Han enseñado que sólo la codicia, fruto del pecado original, invoca los derechos de posesión y ha creado la propiedad privada. Han sido lo bastante humanos y enemigos del mercantilismo para considerar toda actividad económica en general como un peligro  para la salvación del alma, es decir, para la humanidad. Han odiado el dinero y los negocios monetarios y han llamado a la riqueza capitalista aliento de llama infernal.





El principio fundamental de la doctrina económica, a saber, que el precio resulta del equilibrio entre la oferta y la demanda, ha sido despreciado por ellos de todo corazón, y han condenado los actos de los que sacan partido de las circunstancias como una explotación cínica de la miseria del prójimo. Ha habido una explotación aún más criminal a sus ojos: la del tiempo, ese delito que consiste en hacerse pagar una prima por el sencillo transcurso del tiempo; dicho de otra manera: el interés, y abusar así, para su propia ventaja y a costa del prójimo, de una institución divina, valedera para todos: el tiempo”.




Thomas Mann: “La montaña mágica”

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