JACQUES.- Un día, un niño, sentado al lado del mostrador de una lencera, gritaba con todas sus fuerzas. La tendera, importunada por estos gritos, le dijo: "¿Por qué lloras, guapo?".
--Es que quieren hacerme decir A.
--¿Y por qué no quieres decir A?
--Es que, en cuanto haya dicho A, querrán hacerme decir B...
Denis Diderot: "Jacques el fatalista"