sábado, 20 de noviembre de 2010

Os coxos

"A propósito o no, tanto da, en Italia circula como refrán que si alguien no se ha acostado con una coja, no conoce a Venus en su plena dulzura. La fortuna o algún caso particular pusieron hace mucho tiempo esta frase en boca del pueblo; y se dice tanto de los varones como de las mujeres. En efecto, la reina de las amazonas respondió al escita que la invitaba al amor:-el cojo lo hace mejor-. En esta república femenina, para evitar el dominio de los varones, les lisiaban desde la niñez brazos, piernas y otros miembros que les otorgaban ventaja sobre ellas, y se servían de ellos sólo para lo que nosotros nos servimos de ellas aquí. Yo habría dicho que el movimiento desequilibrado de la coja brinda algún nuevo placer a la tarea, y cierta punta de dulzura a quienes la prueban, pero acabo de enterarme de que hasta la filosofía antigua ha dictaminado sobre la cuestión: dice que, como las piernas y los muslos de las cojas no reciben, debido a su defecto, la nutrición correspondiente, los genitales, que están encima, están más llenos, más nutridos, son más vigorosos. O bien que, como este defecto impide el ejercicio, quienes padecen esta tara malgastan menos sus fuerzas y llegan más enteros a los juegos de Venus. Ésa es también la razón por la cual los griegos acusaban a las tejedoras de ser más lujuriosas que las demás mujeres: a causa del oficio sedentario que desempeñaban, sin gran ejercicio corporal."

Michel de Montaigne : "Los ensayos"